70 millones de años • Período Cretácico • Patagonia, Argentina Este auténtico fragmento de cáscara de huevo fosilizado albergó una vez a un embrión de Saltasaurus, un miembro del colosal linaje de los titanosaurios, los dinosaurios más grandes que jamás caminaron sobre la Tierra. Con una antigüedad de aproximadamente 70 millones de años, este espécimen proviene de las exuberantes llanuras aluviales de la Patagonia del Cretácico, una tierra moldeada por fuerzas volcánicas y repleta de vida prehistórica. Aunque el Saltasaurus alcanzaba longitudes de hasta 12 metros, comenzaba su vida acurrucado dentro de una delicada cáscara mineralizada. A diferencia de la mayoría de los gigantes de su tipo, el Saltasaurus estaba blindado, con placas óseas incrustadas en su piel, un escudo evolutivo para la supervivencia. Este fragmento fue recuperado de los terrenos de anidación de Auca Mahuevo, uno de los descubrimientos paleontológicos más significativos hasta la fecha. Allí, los científicos desenterraron cientos de huevos fosilizados, muchos con embriones aún preservados, lo que sugiere que los Saltasaurus regresaban a estos terrenos año tras año para poner huevos en nidos comunales, al igual que las tortugas marinas modernas. Cada fragmento de cáscara cuenta una historia. La superficie porosa permitía el intercambio de gases, vital para el desarrollo embrionario. Bajo el microscopio, la estructura de carbonato de calcio preservada ofrece información sobre la fisiología de los dinosaurios, su reproducción y los antiguos entornos que habitaban. Este es un artefacto biológico de tiempos profundos, un vínculo tangible con las criaturas más masivas de la Tierra y el capítulo final de la era de los dinosaurios. Incluye certificado de autenticidad. Cada fragmento tiene aproximadamente el mismo tamaño, pero permita cierta variación natural en la forma.