Ante tal generosidad olfativa, es difícil ser exhaustivo. El osmanthus se presenta en un trazo mordaz de opulentas notas florales y afrutadas. El corazón de jazmín de una flor blanca, embriagador y complejo, está rodeado por una faceta de albaricoque. Su riqueza hace de este osmanthus un raro ejemplo de nota «peluda»... Un manjar bestial. Por último, esta frenética carrera se acompaña de cuero y humo para explorar la oscuridad del acorde oriental más sensual. Tradicionalmente, el Osmanthus armoniza con toda sencillez y transmite equilibrio y serenidad. Nos permite tomarnos menos en serio, dejar de lado el «yo», el ego y abrir nuestro corazón. Proporciona una sensación de ligereza, una sonrisa suave.