En los años 60, una disputa entre dos titanes de la industria automotriz, Henry Ford II y Enzo Ferrari, se convirtió en una de las grandes historias de la leyenda del automovilismo. Hollywood ahora la ha inmortalizado en la gran pantalla. Heel Tread lo celebra con un pack de edición limitada de 4 pares inspirado en las libreas de los GT40 que cambiaron las carreras para siempre. En la primera mitad de la década de 1960, Scuderia Ferrari dominó Le Mans, la joya de la corona de las carreras de resistencia de coches deportivos, un evento que otorgaba a sus ganadores una pátina indeleble de máximo rendimiento y dureza a los ojos del mundo. A pesar de su éxito en el automovilismo, el negocio de Ferrari estaba luchando financieramente, y en 1963 Henry Ford II se acercó a Enzo en un intento de comprar la marca italiana. Las conversaciones terminaron abruptamente cuando il Commendatore se dio cuenta de que su ganadora Scuderia era una parte integral del trato. Un Ford descontento dirigió a su división de carreras a idear una máquina para vencer a Ferrari - "OK, entonces le patearemos el trasero" es supuestamente la expresión que usó - comenzando así lo que se convirtió en una de las grandes rivalidades en la historia de las carreras. Los primeros prototipos del GT40 llegaron a las pistas en 1964 con un éxito limitado y sin posibilidad de vencer a los Ferraris. Los estadounidenses estaban en una encrucijada, enfocándose en proyectos lucrativos o seguir perdiendo dinero en una ambición aparentemente condenada. Afortunadamente para todos los fanáticos de los coches, la obsesión de Ford por vencer a Enzo lo hizo redoblar la apuesta por el GT40 y Carrol Shelby y Ken Miles fueron contratados como activos clave en el desarrollo del GT40. Aunque lejos de ser una alianza armoniosa, la astucia de Shelby para construir coches de carreras y la gestión de equipos, y la habilidad del piloto inglés inconformista, rápidamente se tradujeron en impresionantes mejoras de rendimiento, pero el verdadero premio aún eludía al Óvalo Azul. En la línea de salida de Le Mans del '66 con 55 coches se encontraba una armada de nada menos que 13 GT40. La carrera y el post-carrera en sí tuvieron suficiente drama para una película aparte, pero al final, fue una victoria 1-2-3 para Ford: los coches #2, #1 y #5 subieron al podio con el otro GT40 del equipo Shelby #3 abandonando en la hora 18. Fue el primer triunfo de Ford en Le Mans, o de un fabricante no europeo, seguido de 4 victorias consecutivas que no solo pusieron fin al dominio de Ferrari en Le Mans, sino que fue posiblemente el mayor logro de Ford, el resultado de años de lucha y fracaso, en una década dorada para el automovilismo y el culto a los coches en todo el mundo.