¡Tu diamante de mostaza es reutilizable! Primero, disfruta directamente de las semillas de mostaza, mastícalas y saborea el fino picante que recorre tu cabeza. Con un vaso de agua, enjuaga la mostaza y hará su trabajo en el intestino. ¿Conoces el cepillo de mostaza? Lo haces con la mostaza masticada. Limpia tu intestino. También puedes tostar las semillas de mostaza en una sartén seca y espolvorearlas sobre tu sopa. El aroma de la mostaza se destaca muy bien aquí. En nuestros cursos de cocina te mostramos más formas de uso. Puedes llenar el diamante vacío con aceites esenciales y disfrutar de su fragancia (aceite de naranja, lavanda, citronela, por ejemplo) en el escritorio. La bolsita de mostaza se puede rellenar con lavanda y disfrutar de su aroma.