Una producción artesanal, en pequeños lotes, utilizando tomate cultivado al sol alentejano, permitió obtener un dulce refinado y muy depurado donde se destaca un sabor intenso y una textura perfecta. El tomate proviene de la palabra mexicana "tomalt" de donde esta planta es originaria. Traída a Europa por los descubridores españoles, el tomatero comenzó a ser cultivado a mediados del siglo XVI. Inicialmente se pensaba que era una planta venenosa, tanto es así que no aparece en ningún libro de cocina hasta el siglo XIX.