Las semillas de lino, también conocidas como linaza, comparten muchas propiedades con la chía y son altamente valoradas por sus beneficios nutricionales. Son una excelente fuente de ácidos grasos poliinsaturados, especialmente Omega-3 y Omega-6, fundamentales para mantener en buen estado el sistema nervioso. Además, aportan una amplia variedad de minerales como yodo, hierro, zinc, magnesio, calcio, potasio, manganeso, silicio, cobre, níquel, fósforo y cromo, entre otros. Estas semillas también se destacan por su contenido en vitamina E y varias del grupo B, incluyendo B1, B2, B3 y en particular la B6, esenciales para múltiples funciones del organismo. Al igual que otros alimentos de origen vegetal, son naturalmente libres de gluten, lo que las hace aptas para personas con intolerancia o sensibilidad al mismo.