Chris Shaw pasó diez años trabajando en hoteles de Londres, mientras usaba su cámara tanto para documentar los inesperados espectáculos humanos de los hoteles como para mantenerse despierto durante las largas horas de su turno. Ya sea capturando prostitutas esperando entre clientes, el personal del hotel cansado, los huéspedes ebrios y derrochadores, o los detalles de la grandeza desvanecida de los hoteles, las imágenes de Shaw trascienden los límites físicos de un lugar y, en cambio, capturan un estado mental en el que pocas personas elegirían quedarse más de una noche.