Para conjurar los miedos de la noche, Léon tiene una técnica infalible: llamar al lobo en cada etapa de acostarse para decirle que no venga. «Hola lobo, soy Léon, no, lo siento, no puedes venir, estoy cenando». Mientras cae la noche y se prepara para ir a dormir, Léon hace todo lo posible para mantener al lobo a distancia. Cada etapa de acostarse, baño, pipí, lectura, abrazo, es una excelente razón para negarle una visita. Sin embargo, el lobo está en camino hacia la casa de Léon: a pie, en barco o en bicicleta, se acerca, se prepara para tocar el timbre, intenta entrar por la chimenea, pero ante las repetidas negativas, termina desanimándose... Cuando el lobo da la vuelta es para irse también a la cama. Desde la suya, Léon le dice «¡buenas noches»! Puede dormir tranquilamente...