San Agustín pasó gran parte de su vida persiguiendo satisfacciones efímeras. Gracias a las incansables oraciones de su madre y a la misericordia de Dios, hoy es más conocido por su conversión. Agustín se convirtió en sacerdote, obispo de Hipona y, finalmente, fue titulado como Doctor de la Iglesia por toda su gran sabiduría, escritos y percepciones. Debido a su pasado, sabía de dónde provienen la verdadera paz y satisfacción: ¡Dios! Consigue esta pegatina con sus famosas palabras: "Nuestros corazones están inquietos, oh Señor, hasta que descansen en ti".