Modica era llamada "la ciudad alegre" porque su gente siempre sonreía. Las razones eran muchas: el sol ponía de buen humor, la vida transcurría tranquila y había el mejor chocolate del mundo. Un día, un mago envidioso de las fortunas ajenas, llamado "el mago infeliz", decidió quitar la sonrisa a los habitantes de Modica. Solo era feliz cuando la gente a su alrededor se volvía sombría y gris, como él. A todos les contaba historias y noticias tristes, a menudo inventadas. Pero los modicanos sabían encontrar una razón para reaccionar y seguir disfrutando. Si a uno le decía "una niña está desconsolada porque ha muerto su gatito", el otro exclamaba "no temas, yo sé cómo animarla", y le devolvía la sonrisa sacando de su chaqueta una barra de chocolate. ¡En Modica el chocolate preservaba el buen humor entre la gente!