Los daruma han sido el depositario de los deseos y metas de los japoneses durante siglos. Las regordetas figuras de papel maché las hacían antaño criadores de gusanos de seda subempleados en los meses de invierno y representan a Bodhidharma, el portador oriental del budismo zen. Su propósito es ayudar al propietario a alcanzar sus objetivos. Tradicionalmente, debes empezar por pintar primero el ojo izquierdo (el derecho mientras lo miras), cuando te propongas un objetivo, añadiendo el otro ojo una vez que lo hayas conseguido. El proceso de pintar un ojo (con un pincel o rotulador) debería en ese momento transmitir tu sueño. Los daruma, objetos con una profunda historia popular, están vivos hoy en día y son la elección habitual de los estudiantes de exámenes, los corredores de larga distancia, los políticos y cualquier persona con un objetivo específico en mente.