El Rodillo de Fragancia Florista Jazmín, Ylang Ylang, Siempreviva y Sándalo Una lujosa mezcla de fragancia floral atemporal, el rodillo de fragancia Florista captura la esencia de un elegante ramo. Notas de jazmín y ylang ylang florecen en perfecta armonía, mientras que la delicada siempreviva añade calidez y profundidad. Una base de suave sándalo asienta el aroma, creando un acabado equilibrado y exquisito. Sumérgete en esta mezcla floral y experimenta el verdadero lujo. El rodillo de fragancia Florista lleva una fragancia tan audaz como clásica y sofisticada. Notas de Fragancia * Jazmín – La Reina de las Flores: Una rica y dulce nota floral conocida por su aroma romántico y sensual, añade profundidad, calidez y elegancia * Ylang Ylang – Exótico e intoxicante, el ylang ylang ofrece un aroma floral tropical que es tanto dulce como ligeramente especiado * Siempreviva – A veces llamada la “flor inmortal", aporta un aroma meloso y herbal con sutiles matices terrosos * Sándalo – Suave, cremoso y reconfortante, proporciona una nota base amaderada que aporta profundidad y equilibrio El Rodillo de Fragancia Florista es Diferente Los rodillos de fragancia Florista están hechos a mano en nuestro taller utilizando extractos puros de plantas de alta calidad. Nuestros rodillos de fragancia están libres de parabenos, ftalatos y productos derivados del petróleo. Sumérgete en un mundo de lujo floral con las brillantes notas de Jazmín, Ylang Ylang, Siempreviva y Sándalo. Una Breve Historia del Arreglo Floral Las flores siempre han tenido un profundo significado simbólico, sirviendo como mensajeros de emoción, espiritualidad y conexión con la naturaleza. En la antigua cultura celta, las flores eran más que decoración: eran símbolos sagrados tejidos en rituales, festivales y la vida diaria. Los celtas creían que cada flor tenía su propio espíritu y energía curativa, utilizada para honrar el cambio de estaciones, celebrar la fertilidad y la renovación, y decorar altares y hogares durante días sagrados como Beltane y Samhain. Flores silvestres como el brezo, la primavera y el jacinto de los bosques a menudo se recogían no solo por su belleza sino por su poder para bendecir y proteger.