En 1917, la Virgen María se apareció a tres niños en el pueblo de Fátima, Portugal. La describieron como: "una Señora toda vestida de blanco, más brillante que el sol... indescriptiblemente hermosa". Continuó apareciéndose a ellos el día 13 de cada mes desde mayo hasta octubre. Ella vino con la promesa de que Dios concedería la paz al mundo entero si se cumplían sus peticiones de oración, reparación y consagración; y así los niños fueron como sus mensajeros al pueblo. Algunos creyeron, otros se burlaron. Sin embargo, el día de su última visita, casi 70,000 personas, tanto creyentes como burladores, se reunieron y presenciaron el Milagro del Sol. Las nubes se abrieron y la gente observó con asombro y terror cómo el sol danzaba por el cielo antes de regresar a su lugar en el cielo. Cuando el Milagro terminó y el miedo se disipó, la gente vitoreó y celebró, ¡pues fueron verdaderamente testigos de las maravillas milagrosas de María! Nuestra pegatina de Fátima presenta tanto una hermosa representación de Nuestra Señora como está rodeada de una oración común a Nuestra Señora de Fátima: "¡Dios mío, creo, adoro, espero y te amo! Pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan y no te aman".