El trabajo sexual se consideraba antaño como una anatemización de la liberación femenina. Ahora, para algunos, representamos la tenacidad de las luchas de las mujeres bajo el patriarcado y el capitalismo. Pero el paraguas rojo es amplio y cubre a muchos: escorts, sugar babies, strippers, luchadoras de sesiones, performers de cámara, modelos fetichistas, estrellas porno queer DIY, y todo el espectro de género, raza y capacidad. Nuestro trabajo y nuestras identidades son tan vastos y variables como el propio espectro de la sexualidad. Hacemos el trabajo en las calles, en los clubes, en las habitaciones de hotel y en las mazmorras de fiestas de juego. Hacemos realidad los sueños para poder permitirnos un lugar donde dormir. Hacemos negocios en un mercado que los políticos y la policía están constantemente destruyendo por nuestra "seguridad y dignidad". Tenemos tacones altos y una ansiedad aún mayor. Este es un testimonio de la vida en el punto cero del discurso sexual, las canciones de los canarios en las minas de sexo, género, clase, raza y discapacidad. Trabajadores sexuales del mundo, uníos. Este es el Manifiesto de una Puta.