A primera vista, un dodo y la cerámica azul de Delft parecen no tener nada en común, pero si profundizas en la historia, descubrirás que sí existe una conexión. A Pepijn le gusta ahondar en la historia de Asia y los Países Bajos y combina historias antiguas con objetos e impresiones extraordinarios que obtiene durante sus viajes. Así es como llegó a la historia del dodo. Un pájaro adorable, adorable, que no puede volar y que casi no tiene enemigos naturales. Hasta que los comerciantes holandeses del siglo XVII pusieron un pie en la isla y alteraron gravemente el hábitat de esta legendaria ave. Se come al animal, se introducen nuevos enemigos, como monos y cerdos, y se suben a bordo algunos dodos para regalarlos a los emperadores o para que los vean como curiosidad. Todo esto lleva a la extinción del dodo.