«Aunque algunas de las bicicletas parecen que se van a derrumbar bajo el peso de un ciclista, y otras tienen los accesorios cuidadosamente considerados de un objeto de arte, todas las bicicletas del libro se usaron a diario. En primer lugar, son modos de transporte, habilitados por el terreno plano de la ciudad e inspirados por quienes eligieron vivir en una ciudad que, incluso antes del huracán Katrina, tenía problemas económicos, pero que a la vez era rica artísticamente. Estas fotografías, y el texto que las acompaña, que reflexiona líricamente sobre el significado de las imágenes, muestran la cara de Nueva Orleans que la mayoría de los visitantes nunca vieron; no se trata del Mardi Gras o del Jazz Fest, sino de una ciudad y sus residentes. Es la potencia de estas bicicletas dispersas por el decadente paisaje de Nueva Orleans lo que atrajo a los autores Nicholas Costrides y Mary Richardson a tomar estas fotografías. Naturalmente, las fotografías muestran cómo se dieron las cosas en el momento en que fueron tomadas. Es imposible predecir lo que nos deparará el futuro