Uno tras otro, los pasos a lo largo de las calles de Palermo crean opuestos con suelas de zapatos en su balate. Palermo es pobreza y nobleza; lentitud y caos teatral; talento y deferencia. Palermo es luz —una luz que no existe en ningún otro lugar— y oscuridad que puede llegar a los abismos más remotos. En última instancia, Palermo es encantamiento. Pero es un encantamiento complejo al que nunca podrás acceder realmente. En palabras de Roberto Alajmo, «Palermo es una cebolla»; cuando creas que has llegado al corazón, ella te mostrará otra capa. Este pequeño folleto es una especie de diccionario. Un itinerario que refleja las diferentes personalidades de la ciudad; cobra vida gracias a las personas que han vivido en ella, las palabras que han utilizado para narrarla, las historias que han habitado en ella y las leyendas que la han coloreado; una ciudad imbuida de sabores, olas, aromas, cúpulas, santos y tradiciones.