La Noche Embrujada reimagina una obra maestra atemporal a través de un paisaje de ensueño neón. El cielo estrellado de Van Gogh se vuelve eléctrico mientras Gengar flota por la noche, sonriendo, brillando y embrujando sin disculpas. Ambientada en un cementerio iluminado por la luna, la pieza captura esa delgada línea entre lo inquietante y lo hermoso, donde el arte fino se encuentra con el resplandor sobrenatural de la cultura pop moderna. El contorno de LED violeta da vida a la figura fantasmal, haciendo que esta obra de arte sea imposible de ignorar una vez que las luces se apagan.