A medida que la nación de Judá luchaba con la idolatría, los invasores extranjeros y sus propios líderes equivocados, Dios llamó al profeta Isaías para llevar un mensaje de arrepentimiento, redención y restauración. Estas profecías revelaron la cruda verdad sobre la destructividad del pecado y estaban llenas de advertencias urgentes sobre las consecuencias de rebelarse contra Dios. Y, sin embargo, también señalaban al Dios que persigue incansablemente a Su pueblo. Isaías transmitió la promesa de un Rey siervo que traería un nuevo tipo de reino, uno construido sobre la justicia y la compasión, y abriría un camino para que todo el pueblo de Dios regresara a una creación bellamente restaurada con Él. En este estudio de Cuaresma de siete semanas del libro de Isaías, pasaremos del Mesías profetizado a las promesas cumplidas encontradas en el Cristo resucitado.