Anidada a orillas del estanque de Thau y abierta al Mediterráneo, Marseillan seduce por su encanto auténtico y su atmósfera acogedora. Este pueblo portuario, rico en una historia milenaria, ha visto pasar a griegos, romanos y viticultores que han moldeado su identidad. Entre sus callejuelas pintorescas, su puerto deportivo animado y sus viñedos renombrados, Marseillan encarna el arte de vivir languedociano, entre tierra y mar.