Las hamacas forman parte de la historia de Paraguay durante mucho tiempo. Los guaraníes, cuyo linaje es compartido por casi todos en el país, los llaman keha, que significa «lugar para dormir». A través de generaciones, dominaron el arte de anudar a mano utilizando fibras de coco y palma, hierbas y algodón. La llegada del telar manual permitió una producción más rápida de un cabestrillo igualmente robusto, pero no disminuyó ni sustituyó la antigua forma de anudar; más bien, aumentó la profundidad y el alcance de una cultura artesanal ya profunda. Nuestras hamacas de algodón en telar están magistralmente hechas a mano en un telar de lanzadera tradicional para crear un cómodo cabestrillo con textura de tejido de canasta, con flecos y borlas anudados a mano. Cuenta con generosos cables de suspensión en cada extremo para una mayor resistencia y una distribución uniforme del peso. Debido a que cada hamaca está hecha a mano, pueden producirse ligeras variaciones en el tamaño y la apariencia.