Poesía, plaquette, 20 páginas, de Bottlecap Features. Digamos que uno pensara en una lamentación por la inocencia, una luna en la ventana de un monasterio, la peculiar plata de la lluvia corriendo, y gofres de arándanos emitidos por la institución. Eventualmente, la mente conjuraría algo similar a los contenidos que se encuentran en la colección de poesía debut de Annie McManness, jericho. Rezar, ayunar, imitar a los místicos: este es el mundo de Alice, visto desde el claustro de la sala psiquiátrica. Ella no está ni aquí ni allá y definitivamente no estará mucho tiempo en este mundo. Ella es un dolor con forma de niña. Ella es una esperanza, un sueño, una pesadilla, un recuerdo, una advertencia. Pero sobre todo, Alice es un anhelo de ver el rostro de Dios. Las únicas cosas que se interponen en su camino son un extraño llamado Jericho, su propia naturaleza caída, y esos malditos gofres de arándanos. Annie McManness es una estudiante de la transfiguración del sufrimiento: las sintomatologías más íntimas del alma. A veces estudia esto en poesía. Principalmente, lo estudia en las personas.