En su destilería en Le Havre, Manuel moldea este vodka normando con una precisión rara. Destila lentamente trigo blando en un alambique híbrido para alcanzar el equilibrio. Todo se juega en la curva, la temperatura, la espera. Una mano paciente ajusta el fuego, deja subir los vapores, recoge los corazones. Evoca las mañanas tranquilas en el puerto, cuando la luz roza los muelles y todo parece aún suspendido. Un vodka de terruño, para aquellos que aman cuando la claridad tiene cuerpo. En colaboración con la destilería de la Seine 40% vol - 3 litros