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Durante el confinamiento por el maldito COVID19 empiezo a dar forma a mi propio proyecto de vinos naturales de variedades locales bien adaptadas al clima, si es posible en estos momentos, y al territorio después de varios años de trabajo como enólogo en diferentes bodegas (Cérvoles Celler, Lagravera entre otras) Paret Seca es un homenaje al paisaje y al territorio que rodea nuestros viñedos desde tiempos remotos. Paret Seca es como se llama a las construcciones anónimas de piedra seca en la zona de Mallorca, éstas construcciones nos acompañan por toda la cuenca mediterránea en forma de muros para salvar desniveles del terreno o en forma de cabañas de pastor, refugio de las herramientas de laboreo. Paret Seca habla de un tiempo dónde se respetaban los tempos que requieren los cultivos, cuando se miraba el calendario y las lunas para proteger mejor los vinos, un tiempo de reflexión, observación y escucha antes que actuar de cualquier manera y después ver si ha funcionado o no el trabajo realizado. Y todo esto lejos de la dictadura de la inminencia que nos imponen las redes sociales. Aparte de la elaboración y venta de los vinos, el proyecto pretende también hacer mucha pedagogía de otra forma de cultivar la tierra, sostenible, de mejora de los suelos y libre de químicos y sistémicos.
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Durante el confinamiento por el maldito COVID19 empiezo a dar forma a mi propio proyecto de vinos naturales de variedades locales bien adaptadas al clima, si es posible en estos momentos, y al territorio después de varios años de trabajo como enólogo en diferentes bodegas (Cérvoles Celler, Lagravera entre otras) Paret Seca es un homenaje al paisaje y al territorio que rodea nuestros viñedos desde tiempos remotos. Paret Seca es como se llama a las construcciones anónimas de piedra seca en la zona de Mallorca, éstas construcciones nos acompañan por toda la cuenca mediterránea en forma de muros para salvar desniveles del terreno o en forma de cabañas de pastor, refugio de las herramientas de laboreo. Paret Seca habla de un tiempo dónde se respetaban los tempos que requieren los cultivos, cuando se miraba el calendario y las lunas para proteger mejor los vinos, un tiempo de reflexión, observación y escucha antes que actuar de cualquier manera y después ver si ha funcionado o no el trabajo realizado. Y todo esto lejos de la dictadura de la inminencia que nos imponen las redes sociales. Aparte de la elaboración y venta de los vinos, el proyecto pretende también hacer mucha pedagogía de otra forma de cultivar la tierra, sostenible, de mejora de los suelos y libre de químicos y sistémicos.