Sus semillas tienen un sabor picante similar al del anís y se utilizan mucho en el norte de Europa para aromatizar el pan. Aportan un buen contenido proteico y son riquísimas en potasio, sodio, zinc, fósforo, cobre, hierro, magnesio y calcio. Contienen una buena dosis de vitaminas A, B, C y E, lo que las convierte en un buen suplemento para las mujeres con un flujo menstrual escaso. La variedad más común en Europa es el Comino de los prados o Comino romano, conocido científicamente como Carum Carvi. Sus semillas tienen un sabor picante similar al del anís y se utilizan mucho en el norte de Europa para aromatizar el pan. Aportan un buen contenido proteico y son riquísimas en potasio, sodio, zinc, fósforo, cobre, hierro, magnesio y calcio. Contienen una buena dosis de vitaminas A, B, C y E, lo que las convierte en un buen suplemento para las mujeres con un flujo menstrual escaso. Indicadas para quienes sufren de inapetencia: aumentan el apetito. Excelentes para las mujeres que amamantan, ya que estimulan la producción de leche. En particular, el Comino de los prados es útil por su acción digestiva, ya que logra restablecer el equilibrio de la flora bacteriana intestinal, regula el intestino y favorece la expulsión de gases con su acción carminativa. Estas sabrosas semillas logran reducir la absorción del colesterol. Además, tienen propiedades antibacterianas y resultan ser eficaces también por sus propiedades antisépticas y expectorantes: ideales en caso de tos o resfriado. Es posible consumirlas masticándolas justo después de la comida para mejorar la digestión. Son excelentes para enriquecer quesos, pan, carne y verduras como chucrut o coles. Pero también dulces y galletas, por ejemplo, en Líbano, para el nacimiento de un niño, se prepara un típico pudín aromatizado con Comino. Finalmente, se puede utilizar en forma de infusión, añadiendo una cucharadita de semillas en una taza de agua hirviendo, para sorber preferiblemente después de las comidas.