La equitación de todo tipo depende de la interacción mutua entre los cerebros equino y humano. Cuando entendemos la función de ambos, podemos aprender a comunicarnos con los caballos en sus términos en lugar de los nuestros. Y, al encontrarnos con los caballos a mitad de camino, no solo ahorramos valioso tiempo de entrenamiento y mejoramos el rendimiento, sino que también logramos otros objetivos. Desarrollamos vínculos mucho más profundos con nuestros caballos; los manejamos con perspicacia y amabilidad en lugar de con fuerza o mandato; comprendemos su mal comportamiento de maneras que permiten soluciones; y reducimos los errores humanos que a menudo cometemos al trabajar con ellos. En este libro esclarecedor, la científica del cerebro y amazona Janet Jones describe cómo los cerebros humano y equino trabajan juntos. Usando un lenguaje sencillo, explora las diferencias y similitudes entre las formas equinas y humanas de negociar el mundo. Las habilidades mentales, como ver, aprender, temer, confiar y concentrarse, se discuten desde las perspectivas tanto humanas como equinas. A lo largo del libro, historias reales de caballos y manejadores que intentan entenderse mutuamente—a veces con éxito, a veces no—ayudan a ilustrar los principios. En este libro esclarecedor, la científica del cerebro y amazona Janet Jones describe cómo los cerebros humano y equino trabajan juntos. Usando un lenguaje sencillo, explora las diferencias y similitudes entre las formas equinas y humanas de negociar el mundo. Las habilidades mentales, como ver, aprender, temer, confiar y concentrarse, se discuten desde las perspectivas tanto humanas como equinas. A lo largo del libro, historias reales de caballos y manejadores que intentan entenderse mutuamente—a veces con éxito, a veces no—ayudan a ilustrar los principios. La equitación de todo tipo depende de la interacción mutua entre los cerebros equino y humano. Cuando entendemos la función de ambos, podemos aprender a comunicarnos con los caballos en sus términos en lugar de los nuestros. Al encontrarnos con los caballos a mitad de camino, logramos muchos objetivos. * Mejoramos el rendimiento. * Ahorramos valioso tiempo de entrenamiento. * Desarrollamos vínculos mucho más profundos con nuestros caballos. * Los manejamos con perspicacia y amabilidad en lugar de con fuerza o mandato. * Comprendemos su mal comportamiento de maneras que permiten soluciones. * Reducimos los errores humanos que a menudo cometemos al trabajar con ellos.