COL-AMEB-01 Origen: Brasil Grado: A Dimensiones: 45cm Peso: Aproximadamente 20g Origen: Brasil Grado: A = bueno Collar compuesto de perlas barrocas de amatista. Los patrones y colores pueden variar de un collar a otro. Cierre de mosquetón Durante miles de años, la amatista ha sido muy utilizada en la fabricación de orfebrería. Esta piedra combina muy bien con el oro. De hecho, durante muchos años, la amatista tenía el mismo valor que los diamantes. Luego, se descubrió una gran cantidad de amatistas en América del Sur, lo que redujo considerablemente su valor. En el antiguo Egipto, esta piedra se utilizaba para tallar sellos y amuletos. Los soldados la llevaban para no tener miedo. También tenía el poder de hacer llover durante las sequías. Pero el nombre de esta piedra fina es de origen griego. Methystos significa embriaguez y el prefijo "a" indica la supresión. La amatista está, por lo tanto, relacionada con la sobriedad. Varias leyendas cuentan el origen de la amatista, pero las más conocidas son las de Amethystos. En la mitología griega, Dionisio, dios del vino y la embriaguez, es un dios conocido por su desmesura y locura. Un día, se enamoró perdidamente de Amethystos, una joven ninfa. La deseaba intensamente y comenzó a cortejarla. Pero Amethystos deseaba permanecer casta y rechazó los avances de Dionisio. Amethystos se dirigió a Artemisa, diosa de la caza, para pedirle ayuda. Artemisa decidió protegerla y la transformó en una estatua de cristal blanco. Loco de rabia y humillación, Dionisio arrojó vino sobre la preciosa estatua y esta comenzó a tomar un color violeta intenso y puro. Otra versión de esta leyenda cuenta que Dionisio, tras varias humillaciones por parte de los humanos, decidió vengarse. Lanzó tigres sobre los humanos. El primer encuentro fue con Amethystos, una joven hermosa y dulce. Entonces Artemisa, diosa de la caza, la transformó en una estatua de cuarzo blanco para protegerla de la ira de Dionisio. Arrepentido de su arrebato de violencia, este vertió vino sobre la estatua como ofrenda. La estatua tomó entonces un magnífico tono violeta. En el cristianismo, la amatista era el símbolo de la pureza y la humildad, ya que José le había regalado una a María. Esta piedra también representa el amor. De hecho, San Valentín, sacerdote en el origen de la fiesta de los enamorados, siempre llevaba una magnífica amatista alrededor del cuello. Para los cristianos, la amatista también representa el símbolo de la fidelidad.