La región de Serres, desde la antigüedad, ha sido un punto focal de orientaciones económicas y estratégicas de gran importancia. La rica y altamente productiva y rentable llanura y la transitabilidad de sus montañas han destacado durante siglos la calidad de la producción que ofrece. La ciudad ha sido conocida desde la antigüedad por varios nombres muy cercanos al actual, demostrando que su nombre ha sido transmitido hasta nuestros días con relativamente poca corrupción. El monumento epigráfico más antiguo que conserva la escritura "Sirraion polis" es de la época romana y se encuentra en el Museo Arqueológico de Serres. La familia Grigoriadis está estrechamente vinculada a la tradición, así como a la producción de aceite de oliva de abuelo a abuelo. Ha estado cultivando olivos durante más de dos generaciones y es un proceso que juega un papel protagónico en su vida a lo largo del año. Dependiendo de la temporada, se lleva a cabo el trabajo correspondiente, desde la poda del olivo hasta su cosecha, con arduo trabajo se asegura de ofrecer lo mejor posible para resultar en un aceite de oliva de excelente calidad de su propia producción. En un pequeño pueblo de montaña, en Charopo, el celo y la pasión de la familia por la producción de Aceite de Oliva SIRREON provienen del amor que tiene por la herencia de sus antepasados, la tradición y, por supuesto, el lugar que alberga su producción en sus entrañas.
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La región de Serres, desde la antigüedad, ha sido un punto focal de orientaciones económicas y estratégicas de gran importancia. La rica y altamente productiva y rentable llanura y la transitabilidad de sus montañas han destacado durante siglos la calidad de la producción que ofrece. La ciudad ha sido conocida desde la antigüedad por varios nombres muy cercanos al actual, demostrando que su nombre ha sido transmitido hasta nuestros días con relativamente poca corrupción. El monumento epigráfico más antiguo que conserva la escritura "Sirraion polis" es de la época romana y se encuentra en el Museo Arqueológico de Serres. La familia Grigoriadis está estrechamente vinculada a la tradición, así como a la producción de aceite de oliva de abuelo a abuelo. Ha estado cultivando olivos durante más de dos generaciones y es un proceso que juega un papel protagónico en su vida a lo largo del año. Dependiendo de la temporada, se lleva a cabo el trabajo correspondiente, desde la poda del olivo hasta su cosecha, con arduo trabajo se asegura de ofrecer lo mejor posible para resultar en un aceite de oliva de excelente calidad de su propia producción. En un pequeño pueblo de montaña, en Charopo, el celo y la pasión de la familia por la producción de Aceite de Oliva SIRREON provienen del amor que tiene por la herencia de sus antepasados, la tradición y, por supuesto, el lugar que alberga su producción en sus entrañas.