Acerca de SayangNari Cards

La vida tiene una forma de lanzar bolas curvas que nunca ves venir. La enfermedad de mi hijo fue uno de esos momentos, alterando el curso de mi carrera. En el Hospital Infantil de Seattle, donde pasé incontables horas junto a otros padres aferrados a cualquier rayo de esperanza, me apoyé en el espíritu optimista de mi difunto padre, Nari, quien siempre creyó en días más brillantes, incluso cuando la esperanza parecía lejana. Durante esos largos días, un pequeño pero poderoso consuelo llegaba cada semana. Un grupo de voluntarios de buen corazón ofrecía lattes y dirigía una clase de creación de tarjetas. Esta simple actividad se convirtió en un salvavidas, era terapia, un círculo de apoyo, donde los padres podían expresar gratitud, tristeza y resiliencia. Juntos, vertíamos nuestra gratitud y dolor en el papel. Ese ritual semanal se convirtió en mi santuario. Después de tomar ese año libre para cuidar de John, regresar a la vida corporativa se sentía abrumador. Conocer a otros padres que habían pausado sus carreras redefinió para mí el “éxito profesional”. Mis prioridades habían cambiado, pero mi nuevo amor por la creación de tarjetas y por elevar a una comunidad permanecía. Guiada por el mantra de mi padre Nari, “Haz pequeñas cosas de una gran manera”, di un salto y lancé SayangNari Cards, un negocio arraigado en la gratitud, la conexión y la fuerza que extraemos unos de otros.Descubre su historia