Desde que tengo memoria, el cabello ha sido un símbolo de belleza, fuerza e identidad en la cultura oriental. Crecer en una familia donde generaciones de mujeres llevaban con orgullo su cabello largo, grueso y saludable no era solo parte de nuestra cultura, era parte de quienes éramos. Nuestro cabello era nutrido por tradiciones ancestrales y remedios naturales transmitidos de madres a hijas, utilizando ingredientes como henna, aceite de semilla negra, azafrán, cúrcuma, aceite de coco y aloe vera, que están profundamente arraigados en la herencia oriental. Pero luego, algo cambió. Comencé a experimentar una pérdida severa de cabello. Al principio, culpé al estrés, pero cuando vi mechones de cabello en la ducha y una línea de cabello que se adelgazaba, supe que algo andaba mal. Pronto supe que la perimenopausia y los cambios hormonales estaban afectando la salud de mi cuero cabelludo. Fue devastador; nunca imaginé que esto me sucedería a mí. Desesperada por encontrar soluciones, probé innumerables productos.
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