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En 2019 creé mi primer anillo de porcelana, lejos de sospechar que era el comienzo de una larga serie. Justo después del triste descubrimiento de que las joyas que me había legado mi abuela me habían sido robadas, comencé a hacer estas pequeñas creaciones ardientemente sin darme cuenta del vínculo entre estos dos eventos y su poder catártico. Mucho más que llenar una pérdida, lo iba a ver, volver a conectar a través de generaciones un hilo mucho más precioso que hermosas piedras y adornos. El nombre «Carat de terre» es, por lo tanto, la asociación poética de la porcelana y el oro. Sin embargo, todo esto no surge por casualidad... Hija de un ceramista y nieta de joyeros, he estado rodeada de porcelana y joyas la mayor parte de mi vida. De la fusión de estos dos legados surge mi universo. Mi espacio de libertad donde alabo la fragilidad como expresión de elegancia con como materia prima un poco de mí y una pizca de delicadeza.
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En 2019 creé mi primer anillo de porcelana, lejos de sospechar que era el comienzo de una larga serie. Justo después del triste descubrimiento de que las joyas que me había legado mi abuela me habían sido robadas, comencé a hacer estas pequeñas creaciones ardientemente sin darme cuenta del vínculo entre estos dos eventos y su poder catártico. Mucho más que llenar una pérdida, lo iba a ver, volver a conectar a través de generaciones un hilo mucho más precioso que hermosas piedras y adornos. El nombre «Carat de terre» es, por lo tanto, la asociación poética de la porcelana y el oro. Sin embargo, todo esto no surge por casualidad... Hija de un ceramista y nieta de joyeros, he estado rodeada de porcelana y joyas la mayor parte de mi vida. De la fusión de estos dos legados surge mi universo. Mi espacio de libertad donde alabo la fragilidad como expresión de elegancia con como materia prima un poco de mí y una pizca de delicadeza.