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James Andrew Gordon Sutter comenzó a aprender a hacer joyas a una edad muy temprana. El diseño estaba en su sangre, y la artesanía es cosa de la familia. Sus dos padres eran joyeros. Comenzó a trabajar con metal a los 6 años cuando su padre lo animó a hacer su propia estatua de dragón, después de verla en un festival local. El dragón resultó parecerse más a un caimán, pero no importó mucho, la llama estaba encendida. A partir de ese día, siempre que tenía la oportunidad, James estaba creando en el taller de su padre. Con los años, sus habilidades mejoraron, su atención a los detalles aumentó y comenzó a fabricar joyas finas. A los seis años había empezado a tallar ceras, y a los diez ya las fundía con poca ayuda, aparte de la entusiasta supervisión de su padre. Rodeado de materias primas y hermosos diseños, James tuvo la suerte de contar también con la influencia directa de artistas y artesanos de renombre como Steven Kretchmer, Bez Ambar, Paul Klecka, Kyriakos Somos y muchos otros. En 2004, James y su esposa abrieron su propia tienda minorista. Gran parte del éxito de la tienda se debió a la habilidad de James para hacer alianzas de boda y anillos de compromiso personalizados, pero fue en esta tienda donde surgió la marca Andrew Gordon.
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